Comer fácil no tiene por qué ser equivalente a comer mal. La industria alimentaria y sus técnicas de conservación nos permiten, desde hace años, disfrutar de productos naturales con los que podemos elaborar saludables y sabrosos platos. Sin embargo, no son pocos consumidores los que desconfían de que productos tan sensibles como las frutas puedan ver alterado su alto valor nutritivo en los procesos de manipulación industrial. Nada más lejos de la realidad: las latas de fruta no sólo son deliciosas y versátiles para cocinar, sino que conservan todo el sabor y gran parte de los nutrientes de los productos frescos.
La vitamina C, por ejemplo, es un antioxidante muy valioso para nuestra salud que se encuentra exclusivamente en los vegetales. Es común pensar que en los procesos de conservación desaparezca de las frutas. Sin embargo, según Jesús Román Martínez, profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid y Lucía Serrano Morago, miembro del Comité Científico de Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación, "los tratamientos industriales actuales permiten obtener productos como frutas y verduras enlatadas que aún mantienen una proporción considerable de su contenido inicial en vitamina C".
Por ejemplo, 100 gramos de albaricoques enlatados contribuye con una cuarta parte de la cantidad diaria recomendada de esta vitamina; en el caso de las grosellas, hablamos de la mitad de vitamina C que los médicos recomiendan a diario. Una de las frutas más consumidas en lata, el melocotón en almíbar, conserva 4 mg. de vitamina C frente a los 8 mg. que poseen 100 gramos de melocotones frescos. La reducción es similar en las peras en conserva (de 5,2 a 2 mg.) y mayor en la piña en almíbar (de 20 mg. a 8). Queda demostrado, por tanto, que no se pierden todos los nutrientes, y mucho menos la vitamina C.
Román Martínez y Serrano Morago aseguran además que en lo que respecta "a la fibra, las frutas en conserva pueden ser excelentes. Esta sustancia apenas ve modificada ni su concentración ni actuación al enlatar los alimentos".
Alto poder nutritivoLas frutas están compuestas en su mayor parte de agua. De hecho, en algunas variedades representa el 95% de su peso. Junto con su elevado contenido en fibra (una media de un 2%, aunque más alto en dátiles, moras o nísperos), se convierten en un aliado fundamental en las dietas de adelgazamiento gracias a sus propiedades diuréticas y saciantes.
Las frutas frescas tienen pocos hidratos de carbono, en torno a un 10% de su composición, si bien, en el caso de conservas en almíbar esta cantidad se incrementa (por el azúcar añadido) a un 15%-20%. Las frutas con más carbohidratos son los dátiles (71 gr./100 gr.), los plátanos y las chirimoyas (20 gr./100 gr.). Salvo excepciones (aguacate, dátiles, coco), aportan de media 50 kilocalorías por cada 100 gr, un valor que se incrementa en torno al 50% si hablamos de frutas enlatadas en almíbar, cifra que no deja de ser aún muy reducida.
Las fresas, la papaya, el kiwi y los cítricos son las frutas con mayor aporte de vitamina C. Mango, albaricoque y melocotón son las más ricas en vitamina A, y las fresas, naranjas y mangos, en ácido fólico. Respecto a los minerales, los plátanos y los dátiles destacan por sus elevadas cantidades de potasio.
Principales conservasAunque en el mercado podemos encontrar muchísimas variedades de frutas enlatadas: cerezas, mandarina, fresas, nísperos, higos... las conservas de frutas más populares son, sin duda, los melocotones, la piña y las peras. A continuación detallamos las transformaciones nutricionales que han tenido lugar tras el proceso de conservación.
El melocotón en almíbar gana en azúcares frente a la variedad fresca (y en valor energético: 175 gr. aportan 120 kilocalorías). Tal y como detallan los expertos en nutrición consultados "se aprecian pérdidas de algunos minerales y vitaminas cuyo contenido en el melocotón natural tampoco era especialmente destacable (calcio, hierro, fósforo, vitaminas C, B2), por lo que no supone una alteración nutricional cualitativamente importante. La cantidad de ácido fólico, por el contrario, aumenta en un 66%".
La piña en almíbar reduce sus nutrientes excepto la vitamina A, que se duplica, y los hidratos de carbono, ya que, el almíbar, al ser un jarabe azucarado, incrementa el valor de azúcares y kilocalorías (175 gr. aportan 140 gr). A pesar de estas pérdidas, contiene todavía buena parte de sus vitaminas, minerales y fibra. Román Martínez y Serrano Morano añaden que "175 gr. aportan el 30% de las recomendaciones diarias de potasio, cerca de 1/4 de las de vitamina C y entre un 5-8% de las de fibra, magnesio y vitaminas B1 y B6. Además es ligeramente diurética e induce saciedad por su contenido en fibra".
Respecto a la pera en conserva, los cambios frente a la variedad fresca son similares a los de la piña, con reducción de nutrientes (salvo los hidratos de carbono), pero manteniendo buena parte de las vitaminas y minerales, especialmente hierro y vitaminas B.
En la cocinaLas frutas enlatadas son una fantástica alternativa para disfrutar de este nutritivo alimento en cualquier época del año, aunque lo ideal es que no falte fruta fresca en casa y que contemos con estas conservas como complemento. Un postre delicioso, listo en un segundo, es la piña o el melocotón en almíbar, que se pueden enriquecer con nata montada, caramelo o sirope. Pero no se acaban ahí las posibilidades.
Con fresas, nísperos, grosellas, higos, frambuesas, cerezas, peras o manzanas en lata podemos elaborar sabrosos puding, jugosas tartas y sorprendentes flanes. Asimismo, las macedonias se preparan en instantes, ya que la fruta viene cortada y pelada, lista para mezclar y regar con zumo de naranja y algún licor. Pasteles, mousse, helados, batidos... las posibilidades que ofrecen las conservas de fruta son enormes, sólo tienes que dejar volar tu imaginación.
La vitamina C, por ejemplo, es un antioxidante muy valioso para nuestra salud que se encuentra exclusivamente en los vegetales. Es común pensar que en los procesos de conservación desaparezca de las frutas. Sin embargo, según Jesús Román Martínez, profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid y Lucía Serrano Morago, miembro del Comité Científico de Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación, "los tratamientos industriales actuales permiten obtener productos como frutas y verduras enlatadas que aún mantienen una proporción considerable de su contenido inicial en vitamina C".
Por ejemplo, 100 gramos de albaricoques enlatados contribuye con una cuarta parte de la cantidad diaria recomendada de esta vitamina; en el caso de las grosellas, hablamos de la mitad de vitamina C que los médicos recomiendan a diario. Una de las frutas más consumidas en lata, el melocotón en almíbar, conserva 4 mg. de vitamina C frente a los 8 mg. que poseen 100 gramos de melocotones frescos. La reducción es similar en las peras en conserva (de 5,2 a 2 mg.) y mayor en la piña en almíbar (de 20 mg. a 8). Queda demostrado, por tanto, que no se pierden todos los nutrientes, y mucho menos la vitamina C.
Román Martínez y Serrano Morago aseguran además que en lo que respecta "a la fibra, las frutas en conserva pueden ser excelentes. Esta sustancia apenas ve modificada ni su concentración ni actuación al enlatar los alimentos".
Alto poder nutritivoLas frutas están compuestas en su mayor parte de agua. De hecho, en algunas variedades representa el 95% de su peso. Junto con su elevado contenido en fibra (una media de un 2%, aunque más alto en dátiles, moras o nísperos), se convierten en un aliado fundamental en las dietas de adelgazamiento gracias a sus propiedades diuréticas y saciantes.
Las frutas frescas tienen pocos hidratos de carbono, en torno a un 10% de su composición, si bien, en el caso de conservas en almíbar esta cantidad se incrementa (por el azúcar añadido) a un 15%-20%. Las frutas con más carbohidratos son los dátiles (71 gr./100 gr.), los plátanos y las chirimoyas (20 gr./100 gr.). Salvo excepciones (aguacate, dátiles, coco), aportan de media 50 kilocalorías por cada 100 gr, un valor que se incrementa en torno al 50% si hablamos de frutas enlatadas en almíbar, cifra que no deja de ser aún muy reducida.
Las fresas, la papaya, el kiwi y los cítricos son las frutas con mayor aporte de vitamina C. Mango, albaricoque y melocotón son las más ricas en vitamina A, y las fresas, naranjas y mangos, en ácido fólico. Respecto a los minerales, los plátanos y los dátiles destacan por sus elevadas cantidades de potasio.
Principales conservasAunque en el mercado podemos encontrar muchísimas variedades de frutas enlatadas: cerezas, mandarina, fresas, nísperos, higos... las conservas de frutas más populares son, sin duda, los melocotones, la piña y las peras. A continuación detallamos las transformaciones nutricionales que han tenido lugar tras el proceso de conservación.
El melocotón en almíbar gana en azúcares frente a la variedad fresca (y en valor energético: 175 gr. aportan 120 kilocalorías). Tal y como detallan los expertos en nutrición consultados "se aprecian pérdidas de algunos minerales y vitaminas cuyo contenido en el melocotón natural tampoco era especialmente destacable (calcio, hierro, fósforo, vitaminas C, B2), por lo que no supone una alteración nutricional cualitativamente importante. La cantidad de ácido fólico, por el contrario, aumenta en un 66%".
La piña en almíbar reduce sus nutrientes excepto la vitamina A, que se duplica, y los hidratos de carbono, ya que, el almíbar, al ser un jarabe azucarado, incrementa el valor de azúcares y kilocalorías (175 gr. aportan 140 gr). A pesar de estas pérdidas, contiene todavía buena parte de sus vitaminas, minerales y fibra. Román Martínez y Serrano Morano añaden que "175 gr. aportan el 30% de las recomendaciones diarias de potasio, cerca de 1/4 de las de vitamina C y entre un 5-8% de las de fibra, magnesio y vitaminas B1 y B6. Además es ligeramente diurética e induce saciedad por su contenido en fibra".
Respecto a la pera en conserva, los cambios frente a la variedad fresca son similares a los de la piña, con reducción de nutrientes (salvo los hidratos de carbono), pero manteniendo buena parte de las vitaminas y minerales, especialmente hierro y vitaminas B.
En la cocinaLas frutas enlatadas son una fantástica alternativa para disfrutar de este nutritivo alimento en cualquier época del año, aunque lo ideal es que no falte fruta fresca en casa y que contemos con estas conservas como complemento. Un postre delicioso, listo en un segundo, es la piña o el melocotón en almíbar, que se pueden enriquecer con nata montada, caramelo o sirope. Pero no se acaban ahí las posibilidades.
Con fresas, nísperos, grosellas, higos, frambuesas, cerezas, peras o manzanas en lata podemos elaborar sabrosos puding, jugosas tartas y sorprendentes flanes. Asimismo, las macedonias se preparan en instantes, ya que la fruta viene cortada y pelada, lista para mezclar y regar con zumo de naranja y algún licor. Pasteles, mousse, helados, batidos... las posibilidades que ofrecen las conservas de fruta son enormes, sólo tienes que dejar volar tu imaginación.
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